Abanico ibérico de Bellota Grasa infiltrada, aroma de bellota y una jugosidad inusitada son los pilares sobre los que reivindicar al cochino negro en fresco

Abanico ibérico de Bellota – Grasa infiltrada, aroma de bellota y una jugosidad inusitada

Abanico ibérico de Bellota Grasa infiltrada, aroma de bellota y una jugosidad inusitada son los pilares sobre los que reivindicar al cochino negro en fresco.

Del cerdo, hasta los andares, y si es ibérico, por partida doble. Alzamos la bandera negra hoy para demostrar que el cerdo ibérico no es solo un manjar al que darle salida en curado o en embutido, aunque su jamón, su paleta, sus chorizos o sus salchichones llevan haciendo las delicias de nuestros aperitivos y bocadillos durante décadas.

No tan popular, aunque se van haciendo un hueco en los últimos años, sobre todo a raíz de su irrupción en alta cocina son sus cortes en fresco. Así se han ido haciendo un hueco en nuestros fogones nombres como presa, bola, secreto, carrilleras, pluma, solomillo, lagarto o abanico, que forman todos ellos del sabroso puzle que el cerdo ibérico despliega.

Grasa infiltrada, aroma de bellota y una jugosidad inusitada son los pilares sobre los que reivindicar al cochino negro en fresco, más aún cuando ha pasado la montanera (ese período en el que el ibérico de bellota pace entre encinas, atiborrándose de ellas) y que unos meses después, tras el sacrificio, pone en bandeja de plata para descubrirlas.

Abanico ibérico de Bellota Grasa infiltrada, aroma de bellota y una jugosidad inusitada son los pilares sobre los que reivindicar al cochino negro en fresco